El valor del trabajo en el mercado inmobiliario colombiano
- Giraldo Romero
- 2 may
- 3 Min. de lectura

Tras conmemorar ayer el Día del Trabajo, hoy queremos rendir homenaje a los millones de colombianos y colombianas cuyo esfuerzo impulsa los sectores clave de la economía. Uno de ellos es el mercado inmobiliario, una industria que no sólo da forma al desarrollo urbano, sino que también genera empleo, estabilidad económica y oportunidades de crecimiento para el país.
Para ello, daremos una mirada al valor del trabajo en el mercado inmobiliario colombiano, explorando el papel fundamental que desempeñan tanto la mano de obra calificada como no calificada en esta industria.
El sector de la construcción e inmobiliario representa aproximadamente el 7% del PIB de Colombia y genera más de 1.6 millones de empleos directos e indirectos, según datos del DANE y la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol). De estos empleos, cerca del 70% corresponde a mano de obra no calificada, mientras que el 30% restante está compuesto por profesionales técnicos y especialistas en arquitectura, ingeniería y gestión de obras.
En 2024, el valor de las ventas de vivienda nueva estuvo cerca de los $24 billones, de los cuales alrededor del 35% se destinó a costos laborales.
La mano de obra no calificada es indispensable para las tareas físicas del proceso constructivo: excavaciones, cargue de materiales, mezclado de concreto, entre otros. Según el Ministerio de Vivienda, durante 2022 y 2023 se generaron más de 900.000 empleos en esta categoría, muchos de ellos ocupados por trabajadores informales o sin formación técnica certificada. No obstante, al cierre de 2024 el sector enfrentó una pérdida significativa de empleos, afectando especialmente a la mano de obra no calificada, debido principalmente a la reducción de subsidios para vivienda y el aumento en los costos de los materiales, resaltando la necesidad de políticas que fomenten la estabilidad y el crecimiento en el sector para proteger a los trabajadores más vulnerables.
Por su parte, la mano de obra calificada —ingenieros, arquitectos, tecnólogos en construcción, electricistas certificados y otros técnicos especializados— garantiza la calidad, seguridad y eficiencia de los proyectos inmobiliarios.
En Colombia, más de 350.000 personas están registradas como trabajadores técnicos o profesionales del sector de la construcción. Sin embargo, estudios de Camacol y el SENA evidencian un déficit anual de al menos 50.000 profesionales calificados, especialmente en regiones como el Caribe y el Oriente del país.
En los últimos años, el costo de construcción ha aumentado drásticamente. Entre 2020 y 2024, el costo por metro cuadrado se triplicó en dólares, en gran parte debido al aumento del 116% en la mano de obra, según la Sociedad Colombiana de Arquitectos, a la escasez de talento técnico y el encarecimiento de los materiales importados, y a la mayor carga impositiva y trámites en licencias urbanísticas.
Esto ha llevado a que algunos proyectos se retrasen o se cancelen, además de contibuir al alza de precios de venta y alquiler de viviendas en ciudades como Bogotá, Medellín y Barranquilla.
Para garantizar la sostenibilidad del sector inmobiliario, Colombia necesita fortalecer la formación técnica y profesional en construcción, tanto en las áreas urbanas como rurales, incentivar programas duales entre el sector privado y el SENA, garantizar condiciones laborales dignas para trabajadores de todos los niveles y mejorar la inclusión de mujeres y jóvenes en roles tradicionalmente masculinizados.
En este Día del Trabajo, vale la pena reconocer que cada ladrillo, cada plano y cada llave entregada a una familia colombiana es el resultado de un esfuerzo colectivo de quienes transportan, diseñan, construyen y supervisan.
El mercado inmobiliario colombiano no se levanta sólo con concreto, acero y vidrio. Se levanta, sobre todo, con trabajo humano. Y detrás de cada proyecto exitoso, hay una red de trabajadores cuya labor merece ser dignificada, visibilizada y fortalecida.
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